Oro, plata, uranio y el tesoro oculto en Vilcabamba

Oro, Plata, Uranio, El Gran Tesoro Oculto En Vilcabamba

De todas las minas de oro explotadas por los incas en el territorio de Vilcabamba, la de mayores dimensiones es Cayco, cuya enorme boca contemplan los viajeros desde el camino inca cerca del abra de Choquetacarpo. Es un túnel excavado en la roca, a 4.500 metros de altitud, que penetra dos kilómetros en la ladera de la montaña. Está a dieciséis kilómetros de Pucyura y treinta y tres de Choqqueqquirao, donde reunían y preparaban el oro y la plata para su traslado a Cusco.

Hay en Vilcabamba otras grandes galerías de antiguas minas conocidas por los campesinos. Una de las mayores es Ilda, en el valle de Hatunpampa, cerca del nevado Pumasillo, que tiene un kilómetro de profundidad. Para los incas el oro era lagrimas del sol, y la plata lágrimas de la luna. Metales sagrados cuyo recuerdo permanece en topónimos de muchos lugares: quilla para la plata; choque y qori. para el oro. Con la variante corihuaynachina, o lugar donde “ventea el oro”, si hay oro en polvo mezclado con la tierra.

Grabado Huamán Poma de Ayala

Ocupación Española de Vilcabamba

En mayo de 1572 partió de Cusco hacia Vilcabamba un ejército formado por doscientos cincuenta españoles, quinientos cañaris y mil quinientos guerreros incas y huancas aliados, bajo el mando de Martín Hurtado de Arbieto. El grupo principal cruzó el río Vilcanota en Chaullay y siguió el valle del río Vilcabamba; mientras que setenta hombres entraron desde Abancay cruzando el Apurímac por el puente de Curamba, y otros cincuenta por el puente de Usampi hacia Osambre. Se concentraron en la llacta de Pampaconas, desde donde avanzaron por el valle del río Pampaconas hacia la capital sagrada de los incas, Hatun Vilcabamba, conocida por los españoles como Vilcabamba la Grande.

El 24 de junio de 1572 entraron, todos a pie, porque en la última jornada los barrancos que rodeaban la capital sagrada impedían cabalgar. Este es un dato histórico confirmado en todos los documentos, nadie de aquel ejército pudo entrar a caballo. Al contrario de lo que ocurre en Espíritu Pampa, que está en un lugar llano y fácilmente accesible. Por lo que nadie debidamente informado debería seguir sosteniendo que allí pudiera haber estado Vilcabamba la Grande.

El inca Tupac Amaru huyó hacia el norte y, tras diez días de persecución, fue capturado cuando se disponía a embarcar en el río Picha para refugiarse en la selva con sus aliados mashco piros. Hurtado de Arbieto trazó con cordeles la nueva capital para su gobernación, que bautizó San Francisco de la Victoria de Vilcabamba, en la llanada de Oyara. Después condujo a sus prisioneros hasta Cusco, donde entró llevando al Inca Tupac Amaru con una cadena de oro al cuello, y mostrando los objetos más preciados capturados en Vilcabamba: la estatua de plata de mama Quilla, la luna, y la imagen de oro de Punchao, el sol naciente, representado por la figura de tamaño natural de un niño. La cual guardaba en su pecho ceniza de los corazones de los incas anteriores, y había ocupado el lugar principal en el Qoricancha en Cusco. La imagen de Punchao fue enviada a Felipe II, pero se ignora su destino final, probablemente fue fundida.

Reparto de prebendas y el oro de Vilcabamba

Se consideró a Martín García de Loyola el mayor héroe hispano en la campaña de Vilcabamba, porque dirigió el grupo que capturó al Inca Tupac Amaru y encabezó el ataque a la fortaleza de Wayna Pucara. Recibió como premio el matrimonio con Beatriz Clara Coya, hija de Sairi Tupac, una de las mayores fortunas del Perú. Y el virrey Toledo le nombro en 1579 corregidor de Potosí, con una renta anual de 1.500 pesos.

El cerro rico, descubierto para los españoles por el indio Diego Hualpa en 1545, ya había mostrado sus riquezas. En 1575 Potosí estaba habitado por 120.000 personas, y era el mayor emporio minero. Por orden del virrey acudían allí cada año 13.400 mitayos, como trabajadores forzosos por turnos, procedentes de diecisiete provincias;

Hurtado de Arbieto recibió como premio la gobernación de Vilcabamba y el derecho a explotar minas. Ofreció tierras a quienes habían integrado su ejército, si estaban dispuestos a quedarse como residentes en Vilcabamba. Organizó tres expediciones para conquistar territorios en la selva amazónica, las cuales fracasaron con pérdida de vidas y dinero.

Las minas de plata de Oncoy

El hallazgo más valioso fue una pepita oro del tamaño de un huevo de gallina en la quebrada de Pumarate. Pero enseguida comprobaron que las minas de oro estaban agotadas, los incas ya se habían llevado casi todo el oro. La explotación minera española se centró en la plata, sobre todo en torno al nacimiento del río Vilcabamba en una zona conocida como Oncoy, donde había plateros con experiencia de trabajo en las minas incas de Huamaní y Huamape. A las cuales se añadió el descubrimiento de las minas de Huamanape, Churitango, Huallaquita, Chontavilca y la mina de azogue de Minronga. Por las cuales surgió una aldea, convertida pronto en emporito minero, conocida como villa Arguete la Rica, cerca del nacimiento del río Vilcabamba. Hurtado trasladó allí la capital de su gobernación en 1596, con ceremonia solemne, rebautizando el lugar como San Francisco de la Victoria de Vilcabamba.

El rápido desarrollo y posterior declive del complejo minero de Combaya ha sido descrito y documentado por dos investigadores convencianos: Manuel Jesús Aparicio Vega, en su “Historiografía de la Convención", y Alfredo Encinas Martín, en su “Historia de la Provincia de la Convención”. Dos obras excelentes, con abundante documentación histórica, que merecerían ser reeditadas. Ambas acreditan que en tiempo de Felipe II aparecieron en Oncoy “diecisiete vetas de plata que eran cortadas en barra a cielo abierto” por expertos mineros portugueses. Destinaron a las minas de Vilcabamba 480 mitayos, y se fundaron conventos mercedarios y agustinos. Aquellas minas aportaban 30.000 pesos a la caja real, cuando el cesto de coca se pagaba a 12 o 14 pesos.

A principios del siglo XVII comenzó a fallar la minería. Baltasar de Ocampo Conejeros escribió en 1610 al virrey: “La riqueza minera de Vilcabamba será la mayor que haya habido en este reino y en todas las indias. Pero éste no le creyó, y mantuvo la orden de reducir el número de mitayos destinados a explotaciones mineras en Vilcabamba, por la baja productividad de los yacimientos. Doscientos marcharon a las minas de Huancavelica, y quedaron doscientos ochenta en Vilcabamba.

Hurtado de Arbieto se arruinó, porque las minas no le dieron para pagar sus fallidas expediciones a la selva. La crisis minera se agravó y en 1681 Vilcabamba aportaba a la caja real por minería sólo 25 pesos en Lucma y 60 en Vilcabamba la nueva. No daba para pagar los 1.500 pesos anuales de sueldo del corregidor, se suprimió el corregimiento de Vilcabamba que pasó a depender de Calca y Lares.

Se extendió la producción de caña de azúcar en los valles, pero la sierra de Vilcabamba se despobló. Jorge de Escobedo, en 1783, y Pablo José Oricaín, 1790, describen Vilcabamba la Nueva como un sitio “poco o nada civilizado” cuyos moradores “no conocen moneda”, siembran papa y crían ganado vacuno y caballar.

La mina de uranio en Combaya

Tras la crisis demográfica de los siglos XVIII y XIX, en el siglo XX Vilcabamba recuperó población, dedicada a agricultura y ganadería.

Durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, entre 1968 y 1975, la empresa estatal Minero Perú explotó en Combaya una mina dedicada a la extracción de uranio; custodiada por una dotación militar, de cuyo cuartel se conservan los muros derruidos, visibles en Google Earth; junto con algunos restos de las explotaciones mineras coloniales con molinos y lavaderos.

Combaya

Topete, primer gran explorador en Vilcabamba

A comienzos del siglo XVIII un español nacido en Trujillo, llamado Juan Arias y Díaz Topete, tuvo noticias por “indios antiguos y un mapa” de que en el obispado de Cusco estaba el territorio de Vilcabamba, que linda “por la banda de Urubamba el marquesado de Oropesa, por la banda del rio Apurimac la provincia de Abancay la de Andahuaylas y la de Huamanga”. Realizó exploraciones, acompañado por indios que le diesen noticia de los nombres de cerros y sitios y redactó un informe en el cual recogió toponimia, retrató la despoblación y el abandono de la actividad minera. Lo tituló “Memorial acerca de cuatro ciudades Inkas situadas entre los ríos Urubamba y Apurímac”, en el cual describió: Choqqueqquirao, como cuna del oro. Chuquitiray, la actual Choquetira, como oro derramado. La zona minera de Combaya y Oncoy “donde habitan los plateros del Inca”. Y Vilcabamba la Grande “en la tierra de adentro habitación principal del Inca”. Donde destacó “el cerro nombrado por los indios antiguos Yana Orqo, que quiere decir rico de Oro”.

En 1710 Topete consiguió que el virrey le nombrara Justicia Mayor y “descubridor de toda la tierra que está en medio de los ríos Apurimac y Orubamba”, y “alcalde de minas con jurisdicción civil y criminal” con derecho a explotar todas las riquezas mineras de Vilcabamba durante tres años. Tras lo cual preparó una nueva expedición desde Huamanga, en cuyo archivo se conserva una copia del Memorial de Topete. En el que relató su visita a Choqqueqquirao, cien años antes de que llegara allí el francés Francoise Angrand, considerado descubridor del sitio. Y su visita a Vilcabamba la Grande, de la cual dejó el último testimonio escrito, antes de que se perdiera la memoria de la ubicación de la ciudad sagrada. Por todo ello Topete debe ser reconocido como el primer gran explorador de Vilcabamba.

El gran tesoro oculto en Vilcabamba

Siguiendo documentación histórica sobre el terreno desde 1987, nosotros reconstruimos la verdadera ruta que siguió el ejército que atacó Vilcabamba la Grande y la encontramos. En 2008, con arqueólogos cusqueños realizamos prospecciones y excavaciones. Nuestros hallazgos y los análisis C14 coinciden con las descripciones históricas de los siglos XVI y XVII, y con las de Topete. Está en un lugar despoblado y de difícil acceso a ochenta kilómetros al oeste a Machu Picchu. Exactamente a la misma latitud y altitud, con evidentes paralelismos entre ambas llactas sagradas. Vilcabamba la Grande está protegida por barrancos, cerca del cerro Yanaorqo y junto al río Lugargrande. Oculta todavía bajo vegetación selvática de siglos, con su historia, arqueología y naturaleza virgen, es el gran tesoro de Vilcabamba que esperamos poner a la luz muy pronto. Será la respuesta a un misterio de siglos y contribuirá a abrir nuevas rutas al turismo entre Ayacucho y Machu Picchu.

Vilcabamba

Junio 2025. Santiago del Valle Chousa